Mujeres de la economía solidaria en Brasil: estrategias para la autonomía y la dignidad
*Por UNISOL Brasil
UNISOL, una de las principales organizaciones de cooperativas de economía solidaria de Brasil, plantea aquí discutir el papel que la economía solidaria tiene en la vida de diversas mujeres y por qué esa forma de trabajo promueve no solo sustento económico, sino también emancipación y dignidad, con prácticas basadas en la autogestión, la democracia y la cooperación.
Hablar de trabajo femenino, sea en el Brasil o en otras partes del mundo, es una tarea compleja y que exige deconstruir la propia idea de trabajo que tenemos. El trabajo para las mujeres es algo que en la mayoría de los casos empieza desde muy temprano, con la atribución de tareas domésticas, de mantención del hogar y de la familia. Ese tipo de trabajo es generalmente llevado a cabo toda la vida, cuando no se convierte en la principal fuente de ingresos de muchas familias, especialmente para las mujeres negras, que en el Brasil corresponden al 61% de las empleadas domésticas (PNAD/2011). Incluso las mujeres que trabajan con empleo formal o como autónomas no tienen resuelta ni la situación del cuidado ni hasta las tareas del hogar. Por lo tanto, la gran mayoría de las mujeres tiene doble o triple jornada de trabajo, totalmente invisible para la economía.
Entonces, hablar de trabajo femenino en nuestra actualidad es hablar de los diversos tipos de trabajo y sus relaciones también con la cuestión racial, incluyendo aquel trabajo que reproduce la vida y que es tan poco valorado y valorizado, y raras veces es considerado trabajo, pero que es esencial para la reproducción del capitalismo y sus diversas formas de explotación. Porque, al final, para tener un ejército de reserva de mano de obra es necesario que esté alimentado, limpio y estudiado, ¿no?
A partir de ese contexto podemos discutir el papel que la economía solidaria tiene en la vida de diversas mujeres y por qué esa forma de trabajo promueve no solo sustento económico, sino también emancipación y dignidad, con prácticas basadas en la autogestión, la democracia y la cooperación.
En la confección y cadena del algodón orgánico, la Cooperativa Central Justa Trama agrupa ocho cooperativas y asociaciones con cerca de 600 personas en total, de las cuales más del 60% son mujeres. El trabajo de la cooperativa se muestra mucho más allá de la producción. “Oigan nuestro grito. Las mujeres gritan ‘basta a la discriminación, la violencia y la injusticia’. Hoy hay que hablar de la realidad de las mujeres, incorporar en todas las organizaciones de la sociedad la paridad y la equidad, y convencerse de que la presencia de la mujer en las organizaciones es fundamental. Su presencia califica y enriquece las organizaciones, y sus intervenciones en la sociedad con seguridad provocan mejoras. La mujer, que tiene el cuidado en su naturaleza, cuida el mundo, la sociedad, a los jóvenes y a los hombres. La gran contribución es construir un nuevo mundo con toda esa diversidad y esta mirada. Esa es la más profunda diferencia de la participación activa de la mujer. Una sociedad sin concesiones, con una mirada especial sobre la vida y sobre las personas”, afirma Nelsa Nespolo, presidenta de Justa Trama y vicepresidenta de la UNISOL Brasil.
En el sector de servicios y tecnología, la Cooperideário (Colaboración, Innovación Social y Diseño), una pequeña cooperativa de siete personas, cuya mayoría son mujeres, recuerda cómo el proceso de conformarse en cooperativa y la relación con la economía solidaria trajo cambios esenciales para las socias. “Pasamos a vernos en tanto mujeres y comprender como nosotras mismas nos anulábamos frente anuestros dos socios hombres, dejando siempre las cosas ‘más importantes’ para ellos, porque, al final, eran más competentes que nosotras. Pasamos a entender la importancia de colocarse como protagonistas mujeres y abordar nuestros problemas, porque también ayudábamos a otras mujeres a ‘empoderarse’, principalmente dentro de la Red Diseño Posible de la que somos parte, y especialmente con grupos de mujeres negras, que sufren mucho más el machismo y el racismo estructural”, afirma Isadora Candian dos Santos, presidenta de la Cooperideário y directora-tesorera de la UNISOL Brasil.
Las cooperativas, asociaciones y emprendimientos solidarios aún se relacionan con otros emprendimientos, movimientos sociales, instituciones y gobiernos, fortaleciendo la participación social, y, especialmente, creando vínculos y redes de protección social. Es una práctica muy común la vinculación de emprendimientos solidarios con iniciativas de apoyo a las mujeres, especialmente en casos de violencia contra la mujer. De esa forma, la economía solidaria se presenta como estrategia para la generación de trabajo y renta y también de protección social, promoviendo la autonomía económica, que es entendida como la posibilidad de tener condiciones y crear expectativas de tener una vida mejor a través del trabajo colectivo.
Así y todo, apesar de tener excelentes iniciativas y ejemplos, aún tenemos mucho por conquistar. En la economía solidaria del Brasil las mujeres corresponden al 43% de los asociados, en un universo de más de 1.400.000 asociados y cerca de 19.000 emprendimientos (ONESC/DIEESE – 2009 a 2014), pero no ocupan posiciones de coordinación, liderazgo y espacios de incidencia de la economía solidaria en esa misma proporción. La ausencia o baja presencia de mujeres en espacios de toma de decisión deja lagunas de representatividad y en el direccionamiento de acciones en la economía solidaria que tengan en cuenta sus realidades. Como, por ejemplo, el hecho de que las mujeres ganan en Brasil una media de 74,5% del rendimiento de los hombres, situación que es peor para las mujeres negras que ganan en promedio 40% del rendimiento de los hombres blancos (PNAD, 2014, IPEA), y donde una de cada tres mujeres sufrieron algún tipo de violencia ‒el 10% de ese total, violencia física‒, una media de 503 mujeres víctimas por hora (Datafolha, investigación de 2016). Es también dentro de ese contexto que el Documento Temático de la ONU-BR refiriéndose a los ODS (junio/2017) afirma: “se debe promover oportunidades y condiciones para que las mujeres participen de la vida pública y de la política en pie de igualdad con los hombres. Sea como gestoras públicas, sea como dirigentes del alto escalafón de los gobiernos, sea como activistas de organizaciones de la sociedad civil, de sindicatos o como ciudadanas en su interacción con los gobiernos locales. Se debe buscar ecualizar la cuestión de la ausencia de mujeres en los espacios de poder”. El movimiento feminista afirma: el lugar de la mujer es donde la mujer quiera estar, o sea en todos los lugares.
Dentro de nuestra institución, la Central de Cooperativas y Emprendimientos Solidarios de Brasil – UNISOL, se viene intentando fortalecer ese tema en el interior de la economía solidaria como un todo, con una trayectoria de construcción de políticas afirmativas de las mujeres. Este recorrido incluye la creación de la Secretaría de Políticas Afirmativas (2012), el evento “Mujeres de la Economía Solidaria – Construyendo la emancipación” (2015), la institución de los directorios paritarios de la UNISOL Brasil en su IV Congreso (2015) la elección al Consejo General y los Consejos Estaduales de forma paritaria, y la realización del 1º Encuentro Nacional de Mujeres de la UNISOL Brasil. Por otra parte, se ha creado el Programa UNISOL Mujer (2017) y posteriormente se han realizado siete encuentros estaduales (2017). En ese sentido, comprendemos que las instituciones de representación de emprendimientos solidarios tienen el papel de promover acciones estratégicas y transversales de equidad de género y racial de forma participativa, teniendo en cuenta la realidad de cada emprendimiento, sea del campo o de la ciudad.
Y así seguimos, hablando de nuestras realidades y buscando cada vez más espacio y prioridades en nuestras pautas, pues el trabajo en la economía solidaria no sucede sin el trabajo de la mujer, y tenemos que encarar de frente los problemas generados por el machismo, de discriminación, violencia e injusticia, si queremos una sociedad más humana y justicia social.
De la redacción de esta nota participaron Djenane Martins, Isabel Cristina Alves, Isadora Candian dos Santos, Maria Mónica da Silva, Neli de Souza Dilva Medeiros y Nelsa Néspolo.