Monday Oct 07, 2024

Una nueva economía derrotando la guerra: cooperativismo feminista en Kurdistán

Una economía comunal y cooperativa, con amplio protagonismo de las mujeres y en una zona históricamente caracterizada por un rígido patriarcado, plantea que no es posible democratizar la sociedad sin democratizar las relaciones económicas.

 

Para quienes estamos en el Cono Sur, el Kurdistán es un lugar exótico que, a lo sumo, conocemos por las noticias de guerra, violencia y terrorismo que llegan a través de los medios internacionales, o así nos suena. En efecto, el Kurdistán es una región enclavada entre cuatro convulsionados países de Medio Oriente (Turquía, Siria, Irak e Irán), asolada periódicamente por guerras y represión que, en estos momentos, vive una situación especialmente cruenta, en la que la aparición del Estado Islámico (ISIS en inglés) encarna la suma de todos los horrores posibles. El pueblo kurdo, repartido entre esos cuatro estados, lucha desde hace décadas por su independencia o su autonomía y es quien primero ha logrado detener el avance de los islamistas en la región de Rojava (el norte de Siria, de mayoría kurda) en una dura batalla en Kobane. Pero hay otro aspecto de la resistencia del Kurdistán, menos conocido, que va mucho más allá de la guerra y la geopolítica: el sistema de economía comunal y cooperativa establecido en Rojava, con amplio protagonismo de las mujeres, en una zona históricamente caracterizada por un rígido patriarcado.

Economía de las trabajadoras

Según el histórico líder kurdo, Abdullah Öcalan, preso desde 1999 en Turquía, “a lo largo de la historia de la civilización (la mujer) ha sido puesta en la base de la sociedad donde hace sus tareas del hogar no remuneradas, cría a los niños y mantiene a la familia unida; tareas que forman la actual base de la acumulación capitalista”. Para él, en el capitalismo la mujer fue “excluida de la economía”[1].

En Rojava, el espacio ganado por la lucha de las unidades de resistencia kurdas (tanto las YPG, es decir las unidades de defensa del pueblo, como las YPJ, formadas por  mujeres) dio la oportunidad de llevar a la práctica las ideas de Öcalan sobre la economía y el protagonismo femenino en su organización. Como explicó Asya, una representante del Comité Económico de Mujeres de Rojava en el II Encuentro Euromediterráneo “Economía de las/los Trabajadores/as” en Grecia: “defendemos la idea de que es imposible democratizar la sociedad sin democratizar las relaciones económicas, lo que significa que cada comunidad debe autoorganizarse como una eco-sociedad en la que todos los sectores sociales, particularmente las mujeres, deben convertirse nuevamente en actores de la toma de decisiones. Estas eco-sociedades son cooperativas y comunas”.

En Rojava, el movimiento de mujeres era preexistente a la guerra, lo que permitió acumular experiencia y que las cooperativas formadas por ellas se consolidaran rápidamente. Poseen una organización que las agrupa, Kongreya Star, que coordina con el Comité Económico de Mujeres para apoyar el establecimiento y funcionamiento de las cooperativas. Según un artículo publicado en el sitio Kurdistán América Latina, desde esta organización “dirigen programas ideológicos, consejos, comunas y cooperativas a través del sector de la educación, economía, autodefensa, asuntos sociales, justicia, política, ecología, arte y otros”. En el contexto de la guerra, el bloqueo turco y la crisis económica, “las cooperativas permiten a la comunidad producir local y regionalmente, crear empleos que no requieren habilidades especializadas y permitir a los trabajadores no calificados adquirirlas y tener acceso al mercado”[2].

En Qamishlo, por ejemplo, existen unas diez cooperativas de mujeres, con especial focalización en la industria textil, de catering, de productos lácteos y agrícolas. Las trabajadoras pueden obtener un salario mensual que les permite ganar confianza y apoyar a su familia durante la actual crisis económica. Así ayudan a desafiar la estructura patriarcal de la sociedad garantizando igualdad. La propuesta es que cuando ellas retoman su papel tradicional de ser las principales contribuyentes dentro de la economía, los hombres se vean obligados a ver y revisar su percepción del papel de la mujer dentro de la sociedad.

De esta manera, las mujeres y otros grupos tradicionalmente marginados fueron creando medios alternativos para participar activamente en la economía. “Cuando decrece la capacidad de poder del Estado para controlar y dirigirlo, crece la democracia radical”, creen.

 

Cómo funciona la Economía Comunal

Las principales cooperativas son las agrarias, pero también hay ganaderas, de servicios e industriales. Se establecieron también capitales máximos según el tamaño de cada una de ellas y solo se puede ser miembro de la dirección de una sola cooperativa. Los productos finales se consumen o se venden a precios muy baratos, pero en caso de que aún queden beneficios, la mitad se reparte entre las personas que tienen participaciones (se pueden adquirir participaciones con trabajo, con capital o con ambos, siendo el trabajo el que otorga mayores ganancias en el reparto de los beneficios), entre el 10 y el 30% se mantiene para incrementar los fondos propios de la cooperativa y el resto se deposita en el fondo de la comuna para las necesidades sociales.

Sumado a los beneficios, los miembros de las cooperativas reciben un sueldo mensual por su trabajo, que muchas veces depende de sus necesidades individuales, o son recompensados en bienes primarios, según la situación de cada comuna. En línea con todas las demás políticas de Rojava, no hay ninguna diferenciación de sexos a la hora de trabajar y administrar las cooperativas; la mujer está presente de forma activa en todos los ámbitos de la sociedad.

Lo que pretenden es que las cooperativas “permitan a la comunidad alejarse de las prácticas capitalistas tradicionales, de la búsqueda del beneficio”. Esperan que con este sistema “se fomente la independencia del trabajador frente al patrón tradicional, y se contrarreste así la explotación de salarios y el trabajo”. De esa manera, buscan garantizar la participación de las mujeres en la toma de decisiones.

La estructura de las cooperativas va ligada a la de las comunas que, aunque descentralizadas, cooperan entre sí. Es fundamental la coordinación de las distintas cooperativas de los distintos cantones, sobre todo a la hora de producir bienes como productos de hierro y repuestos de automóviles. Y las empresas privadas, pequeñas y medianas, se suman: actúan bajo la filosofía de la “propiedad privada al servicio de todos”.

El autogobierno también impone controles de precios sobre los alimentos básicos, las medicinas y el combustible, y distribuye el pan producido en los hornos administrados por el sistema de la autonomía democrática a muy bajo precio. El crédito para formar nuevas cooperativas lo proporcionan los comités de economía. El cobro de intereses, la especulación y la renta del capital financiero están prohibidos. A su vez, el sistema que se viene desarrollando en Rojava trata de aprovechar los recursos naturales y las producciones tradicionales, sin caer en la dependencia de ciertos recursos como el petróleo. Ponen como ejemplo el caso de la zona kurda de Irak, donde gobierna un sector que no apuesta a lo colectivo, donde la economía basada en la exportación de crudo los convierte a su vez en dependientes de las mercancías del exterior para vivir. La presencia de miles de desplazados y las propias acciones bélicas constituyen una dificultad extra que hace aún más extraordinaria la construcción del modelo del Confederalismo Democrático y la economía comunal en Rojava.

Como remarcó Asya en videoconferencia con los participantes del Encuentro en Tesalónica, se trata de “un proceso real que se construye de abajo hacia arriba a través de mecanismos de democracia radical y autogobierno. Por eso, el prerrequisito básico de la Autonomía Democrática es reorganizar las relaciones económicas en forma solidaria e igualitaria”. Todo esto sucede en Rojava, Kurdistán, a pesar de las bombas y la violencia sin fin.

[1]Öcalan, Abdullah: “Economía y mujeres”. https://rojavaazadimadrid.wordpress.com/2016/12/27/economia-y-mujeres-por-abdullah-ocalan/

[2]http://kurdistanamericalatina.org/cooperativas-de-mujeres-un-vistazo-al-modelo-economico-de-rojava/

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