Monday Dec 09, 2024

Las empresas recuperadas italianas: más allá de La Ley Marcora

Italia es uno de los países donde hay plenamente vigente una ley para la recuperación de empresas con financiamiento público y cooperativo. Aquí se revisa la historia de la autogestión italiana y su articulación con la política pública a través de la ley Marcora, sus límites y los cuestionamientos desde otro tipo de experiencias de recuperación.

Por Marcelo Vieta, Profesor, Universidad de Toronto marcelo.vieta@utoronto.ca

Las ocupaciones de empresas por trabajadores han existido en Italia desde los comienzos del siglo XX, empezando con las masivas ocupaciones de fábricas en Turín durante el bienio de 1919-20. Reaparecerían de nuevo durante la reconstrucción de Italia después de la Segunda Guerra Mundial y durante los años de conflictos sociales y laborales de los ’70. A lo largo de esa década, la federación cooperativa italiana Lega Nazionale delle Cooperative e Mutue (Legacoop), que históricamente representóal mayor número de cooperativas de trabajo del país, ayudó con la conversión de más de 100 empresas privadas en crisis a cooperativas. El fenómeno contemporáneo italiano de empresas recuperadas despega a principios de la década de los ochenta, durante un período de persistentes dificultades económicas y, en particular, con el apoyo del Estado italiano y los movimientos cooperativos y sindicales a través de legislación de apoyo y de nuevas formas de financiamiento para la creación de nuevas cooperativas.

Como sucede con la mayoría de los casos de empresas recuperadas por sus trabajadores (ERT) en todo el mundo, las italianas de hoy en día han tenido un patrón de desarrollo que sigue de cerca las altas y bajas macroeconómicas del país, incluyendo, al igual que las argentinas, una relación inversa a la tasa de crecimiento del PIB. En particular, las ERT italianas han surgido como respuestas de los trabajadores al aumento del desempleo causado por las caídas de los mercados y las reestructuraciones y cierres de grandes partes de su sector industrial durante los ’70, ’80, ’90, y nuevamente a partir de la crisis mundial de 2008.

Las ERT italianas de hoy en día despegarían particularmente después de la aprobación de la Ley 49/1985 del 27 de febrero de 1985, conocida comúnmente como LeggeMarcora (Ley Marcora), que lleva el nombre del ministro de Industria que lo patrocinó, Giovanni Marcora. El número de nuevas ERT en Italia ha aumentado recientemente debido a las secuelas de la crisis financiera de 2008, las reformas a la Ley Marcora en los últimos años y los nuevos fondos de financiamiento estatales y del movimiento cooperativo. A comienzos del 2015, según nuestra investigación[1], existían 131 ERT activas en Italia, mientras que cerca de 300 han existido desde los ’80, la gran mayoría de ellas pymes compuestas por entre 10 y 50 trabajadores. Hoy en día, casi el 70% de las ERT del país se encuentran en el sector manufacturero, incluyendo carpintería y madera, metalurgia, calzados, textiles, procesamiento de alimentos, logísticay en algunas industrias más pesadas como los astilleros. Las mayores concentraciones de ERT se encuentran en las regiones de Toscana, Emilia Romagna, Véneto, Umbría, Le Marche y Lazio. Se trata de regiones reconocidas por sus procesos de producción interconectados basados en pymes,con productos especializados en lo que se denomina las regiones de la “Tercera Italia” o “Made in Italy”.

En su gran mayoría, las ERT italianas surgen de procesos del denominado Workers’ Buyout(WBO), donde los empleados de una empresa en crisis o con problemas de sucesión deciden comprar la firma y convertirla a una cooperativa de trabajo. Al igual que con las ERT argentinas, casi todas en Italia son creadas a partir de empresas en crisis. Pero a diferencia de la situación en Argentina, las italianas están apoyadas por el marco legal y de financiamiento de la Ley Marcora, que delinea un modelo único de colaboración entre los trabajadores, el Estado y el movimiento cooperativo.

Los trabajadores pueden financiar un proceso de WBO a través de sus ahorros, créditos laborales y/o anticipos de sus seguros de desempleo. El sector cooperativo también puede ayudar a capitalizar las nuevas cooperativas creadas por un WBO, apoyando su consolidación a través de la financiación de acciones o de préstamos favorables usando elfondo mutualistico. El fondo mutualistico, gestionado en su mayoría por las federaciones cooperativas de Italia, como Coopfond de Legacoop y Fondosviluppo de Confcooperative, es un fondo de desarrollo para el movimiento cooperativo financiado por los aportes de todas las cooperativas del país que deben destinar el 3% de sus ingresos anuales al fondomutualisticode las federaciones donde están afiliadas, y por una parte sustancial de los beneficios de cooperativas disueltas.El Estado,por su parte, principalmente a través de la regulación y suscripción del MinisterodelloSviluppoEconomico (MSE, Ministerio de Desarrollo Económico), apoya a losWBOs suministrando los procesos marcados por la Ley Marcora y disponiendo dos fondos: (a) Foncooper, un fondo rotatorio de préstamos a bajo interés, y (b) el “Fondo Especial”, dirigido a las instituciones financieras que tienen el mandato de administrar el Fondo Especial en nombre del Estado y que invierten en el capital social de la nueva cooperativa de trabajadores en una proporción de 1:1 con la inversión inicial de los trabajadores. El proceso de WBO bajo la Ley Marcora está gestionado principalmente porCooperazione Finanza Impresa (CFI, www.cfi.it), una agencia “inversora institucional” sin fines de lucroque apoya a los trabajadores, se convierte en miembro temporal de las cooperativas que ayuda, también colabora con sindicatos y federaciones cooperativas,y aporta expertos territoriales en los procesos de recuperación. CFI está constituida como una cooperativa de segundo nivel y fue creada en 1986.El Estado italiano, a través de su miembro principal, el MSE,le ordena no solamente invertir en nuevas cooperativas de trabajo, sino también asistir a la consolidación de estas cooperativas y prestar servicios de consultoría empresarial.

Nuestra investigación identifica tres tipos de ERT en Italia. El primer tipo consiste en “procesos de WBO que emergen de empresas en crisis económica y bajo negociación oficialque usa el modelo de la Ley Marcora” previamente delineado. Este es el tipo de ERT más común en Italia. Recuperadas de este tipo incluyen a una de las más antiguas del país, Scalvenzi, una fábrica metalúrgica de compactadores de residuos en la provincia de Brescia (www.scalvenzi.it); la forja D & C Modelleria en la provincia de Padua (www.decmodelleria.com),y el diario comunista italiano Ilmanifesto (www.ilmanifesto.it) recuperado por sus periodistas en 2015.

El segundo tipo de ERT en Italia, de menor número, provienen de “procesos de WBO que surgen de las conversiones de empresas sin la presencia de crisis económica. Un caso reconocido de este tipo de WBO es el fabricante de embalajes industriales Arbizzi en la provincia de Reggio Emilia (www.arbizzi.it), un ejemplo de una cooperativa que surge a través de una negociación sobre la sucesión de la empresa, que se transfiere voluntariamente del propietario a sus empleados a través de un WBO. Otro ejemplo de este tipo de ERT es la productora de cemento Ericina Libera (www.calcestruzziericina.it), un prometedor caso siciliano de una cooperativa de trabajadores que surgió de bienes de la mafia confiscados por el Estado y que posteriormente fue cedido a sus empleados después de varios años de lucha. Ericina ilustra el uso creciente de la Ley Marcora junto con otra legislación para la recuperación de activos productivos incautados de actividades criminales para el uso comunitario o cedidos a empleados.

El tercer tipo de ERT en Italia son “las recuperaciones de empresaspor sus trabajadores que surgen de crisis empresarial, que no son institucionalizadas, y que se caracterizan por altos niveles de conflicto. Este tipo de empresas recuperadas italianas, similares a muchas de las argentinas, son más anti-sistémicas y críticas, tanto de los caminos institucionalizados que usan el marco de la Ley Marcora y el modelo del WBO, como del movimiento cooperativo tradicional de Italia que consideran está al servicio de los intereses estatales o neoliberales. Por lo tanto, estas ERT tienden a tener historias de luchas intensivas contra el desalojo y la represión estatal y suelen atravesar largos momentos de ocupaciónde sus predios por parte de los trabajadores junto con el fuerte apoyo de grupos comunitariosy barriales. Dos de los casos más conocidos de este tipo de ERT en Italia son Ri-Maflow en TrezzanosulNaviglio, provincia de Milán (www.rimaflow.it), y OfficineZeroen Roma (www.ozofficinezero.org). Se distinguen por la fuerte participación de la comunidad en la toma de control y la autogestión de la empresa y, como en el caso de OfficineZero, están marcadas a veces por continuas luchas sobre los bienes de la empresa entre los ex empleados y los ex propietarios, liquidadores o autoridades estatales.

Esta última categoría (como las ERT argentinas) ofrece un rico conjunto de posibilidades y desafíos para los trabajadores y las comunidades que desean directamente trascender la crisis económica, la explotación capitalista, y los efectos de la continua austeridad neoliberal europea. Aunque estasERT están marcadas por situaciones de limbo legal y financiero, ya que los trabajadores y grupos comunitarios se involucran en procesos ad hoc de recuperación, a su vez sus protagonistas confían más en la legitimidad social y política de la recuperación de bienes productivos para la comunidad y están constituidas por colectivos comunitarios que afirman que la función de una entidad productiva debe ser devuelta al bien común o al pueblo para proporcionar una riqueza social más amplia en lugar de la ganancia privatizada. Aprendiendo de las experiencias argentinas e incorporando también la noción de “fábrica abierta”, estos tipos de ERT también están estrechamente relacionados en Italia con el fenómeno del centro social, donde los bienessociales son autogestionados por amplias coaliciones de socios comunitarios. También demuestran cómolas conversiones de empresas privadas a cooperativas comunitarias pueden forjar formas híbridas de empresas de integración social,de uso multipropósito y centradas en la comunidad, ofreciendo ricos ejemplos para futuras propuestas hacia una economía más equitativa y justa en Italia.

[1]Marcelo Vieta, Sara Depedri, and Antonella Carrano, 2017, The Italian road to recuperating enterprises and the Legge Marcora Framework: Italy’s Worker Buyouts in Times of Crisis. Euricse Report 15|17. Trento, Italy: European Research Institute on Cooperative and Social Enterprises. www.euricse.eu/publications/italys-worker-buyouts-in-times-of-crisis/

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