Menos Mesa de enlace y más políticas para las cooperativas y las recuperadas
Mediante el decreto 334/2020 del 2 de abril, el gobierno designó el nuevo directorio del INAES, que viene a completar la gestión que encabeza como presidente Mario Cafiero. Una gestión que empezó en forma auspiciosa, convocando a los diferentes sectores del amplio espectro del cooperativismo, lanzando las mesas del asociativismo en las provincias y municipios, convocando a quienes no habían sido convocados durante años por el organismo, declarando que “el INAES va a estar en la calle”. Sin embargo, el cooperativismo de trabajo y las empresas recuperadas no formamos parte de ese directorio ni fuimos consultados sobre su conformación.
Para colmo, aunque sería mucho decir que fue una sorpresa, uno de los nuevos directores, Carlos Iannizzotto, representante de Coninagro, sale haciendo declaraciones al día siguiente del nombramiento en el diario La Nación (periódico sistemáticamente contrario a la autogestión y a las empresas recuperadas). Anuncia allí que va a donar su sueldo de director (dice, además, que no sabe cuanto es) a una institución hospitalaria, haciéndose eco de la campaña de la derecha que impulsa que “los políticos se bajen los sueldos” mientras la Mesa de Enlace de la que también forma parte no está dispuesta a resignar ni un centavo de sus extraordinarias ganancias aun a costa del hambre del pueblo argentino. Y parte de ese pueblo que pasa por una desesperante situación somos quienes formamos parte de cooperativas de trabajo y empresas recuperadas.
En ese sentido, la contradicción es flagrante: la Mesa de Enlace que integra Coninagro nunca levantó la voz durante los cuatro años del macrismo en el poder que destruyeron la economía nacional y persiguieron a las cooperativas de trabajo y las empresas recuperadas, incluso desde el mismo organismo que integraron y nuevamente integran como directores. El artículo de La Nación hasta levanta un diálogo de Iannizzotto con el resto de la Mesa de Enlace en la que le piden, en tono jocoso, “que no se ablande”. ¿Qué no se ablande en qué? Además de la obvia referencia a seguir oponiéndose al gobierno que lo designa, para lo específico del sector la respuesta puede estar en la misma nota, en que el nuevo director del INAES se refiere a seguir persiguiendo a las cooperativas que “no se corresponden como tales”. ¿Se referirá a las empresas recuperadas que, durante la gestión de Marcelo Colomb tuvieron enormes dificultades para obtener sus matrículas, lo que agregó un obstáculo más a la ya enorme lucha por mantener las fuentes de trabajo? ¿A las cooperativas de trabajo que, en medio de la masacre económica del macrismo, no fueron capaces de mantener al día todos los requerimientos administrativos y fueron suspendidas o canceladas por el INAES? ¿A los frigoríficos recuperados que fueron perseguidos por el INAES macrista defendiendo los intereses de la cámara de la carne que consideraba a las cooperativas “competencia desleal”? ¿O a las grandes cooperativas como Sancor que son una máquina de absorber recursos públicos que no devuelven y ajustan a costa de sus trabajadores?
Está claro que esas declaraciones del presidente de Coninagro son inadmisibles para una gestión del INAES que se propone impulsar el cooperativismo y la solidaridad. Pero al mismo tiempo, son una señal de las falencias que todavía muestra la política pública hacia nuestro sector. Fue auspicioso que el organismo pasara del Ministerio de Desarrollo Social al de Desarrollo Productivo, que en varias de las medidas (como la suspensión de cortes por falta de pago de tarifas y de desalojos) se nombrara explícitamente (por primera vez) a las cooperativas y empresas recuperadas, que se habilite a través de la certificación de Mipyme de las cooperativas de trabajo a distintas políticas destinadas a las pymes, pero por el momento no es suficiente para prevenir del quiebre masivo de nuestras empresas autogestionadas en la paralización económica producto de la pandemia. Es necesario que se extienda el subsidio que se da a las empresas privadas a nuestras cooperativas y, por lo menos, en las mismas condiciones (el anuncio de reactivación de las Líneas 1 y 2 del Programa Trabajo Autogestionado es bienvenido, pero los montos no son equivalentes); que se briden subsidios y créditos para capital de trabajo a tasa reducida y obligar efectivamente al sistema bancario a que nos sean otorgados; que los anunciados créditos para pago de salarios se extiendan a nuestros retiros a tasa 0 porque la recuperación será muy lenta y pueden convertirse en un nuevo salvavidas de plomo; o que el Banco Central arbitre medidas para evitar que el parate de la actividad nos provoque un quiebre financiero inminente, como medidas urgentes e indispensables.
Todo ello mientras muchas cooperativas de trabajo y empresas recuperadas se reconvierten y se reinventan para producir insumos para abastecer la emergencia sanitaria: textiles haciendo barbijos y otro equipamiento médico, empresas recuperadas fabricando envases, alcohol en gel y suministros médicos varios, productoras de alimentos tratando de ofrecer una alternativa a la inflación provocada por los formadores de precios, cooperativas de consumo llevando alimentos y productos esenciales a precios accesibles, sin salir a pedir primero el subsidio o la ayuda estatal.
Necesitamos ser escuchados, también, para las medidas estratégicas para nuestro sector. No puede ser que tengamos en la conducción máxima del organismo específico a la Mesa de Enlace y no haya representantes del sector que expresa a nuestra clase trabajadora en el mundo cooperativo. Es necesario reformar la ley de cooperativas para una integración del INAES acorde con la actual realidad del cooperativismo en la Argentina y que impida que el corporativismo de las grandes empresas cooperativas lo domine. Es imprescindible sancionar una ley de trabajo autogestionado que regule nuestros derechos y nos dé el lugar que nos corresponde no solo como cooperativistas, sino como trabajadoras y trabajadores.
Entretanto, necesitamos que se implementen las medidas urgentes para equipararnos con el sector pyme, con el cual compartimos necesidades y problemáticas, para integrarnos a un programa económico de reconstrucción de nuestro país, arrasado por cuatro años de neoliberalismo extremo agravado por la pandemia. Las cooperativas de trabajo y las empresas recuperadas y autogestionadas somos parte de la economía y debemos integrar, como muchas veces lo hemos señalado y como estamos seguros que comparte nuestro gobierno, un programa económico para sacar a nuestro país del desastre neoliberal.
FACTA (Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados)
FEDECABA (Federación de Cooperativas Autogestionadas de Buenos Aires)
FECACyA (Federación de Cooperativas Autogestionadas de la Carne y Afines)