Monday Dec 09, 2024

Kulfas: “Las cooperativas no son una forma económica anómala”


A principios de este año, el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación recibió el traspaso del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), el organismo público encargado de las cooperativas y mutuales, desde el Ministerio de Desarrollo Social al que pertenecía desde los años 90. En esta entrevista el ministro Matías Kulfas habla por primera vez y extensamente del rol del cooperativismo en la economía argentina y de su pensamiento sobre la política del ministerio, las tareas de un INAES que debe cambiar su perfil para llevar a las cooperativas las políticas para la producción, y los problemas que arrastran cooperativas y empresas recuperadas para afrontar la crisis e insertarse en una vía de crecimiento, consolidación e integración productiva. De la entrevista participó también su asesor e histórico fundador del Movimiento de Empresas Recuperadas y la Federación ACTRA, José “Vasco” Abelli.

– En una entrevista que diste hace poco a Jorge Fontevecchia, terminás mencionando que hay que tener en cuenta a las cooperativas y las empresas recuperadas en una política de desarrollo productivo. Es una mención que evidentemente hacés vos, no es de interés de Fontevecchia. Queremos partir de ese final, de lo que no se habla en esa entrevista, conocer tu visión sobre el rol de las cooperativas y las empresas recuperadas en una política de desarrollo para nuestro país.

– Matías Kulfas: Nosotros partimos de una visión integradora, no pensamos que hay empresas más importantes que otras. El planteo es que existe un sector de empresas de la economía social que tienen un papel importante desde el punto de vista productivo. Todo un sector que en algunos casos tienen origen en la crisis, como las empresas recuperadas, en otros tienen orígenes vinculados a configuraciones empresarias vinculadas al movimiento cooperativo, en especial en el interior de la Argentina, que son formas que han tenido éxito y capacidad para incrementar la producción y generar una forma de organización social. Pensamos que estas formas tienen un rol en el empleo, en la creación de trabajo, en dinamizar economías regionales. La intención es darles un espacio en la integración productiva y la agregación de valor en las cadenas, sobre todo en el interior del país (pero no excluyente) y que esto es algo que se debe ir fortaleciendo. Vemos a este sector como un actor productivo, en el sentido de reproducción ampliada. Lo vemos como un sector que es sujeto de políticas públicas de acompañamiento, en términos de política productiva e industrial, que está destinado justamente a funcionar con las reglas de juego del mercado, justamente, en interacción entre el mercado y estos actores con apoyo estatal. En este sentido, no estamos aquí pensando el apoyo con mecanismos vinculados a la subsistencia, que son, por supuesto, herramientas que existen y está bien que existan y tiene que ver con la política social. Lo que digo es que lo pensamos como un actor productivo, que tiene una capacidad de organización distinta de la empresa tradicional, la empresa pyme, la empresa grande, que no se contrapone, que tiene que perfectamente poder interactuar y complementarse en un sistema económico orientado al desarrollo. Nuestra visión en ese sentido es una visión, llamémosla con un término de moda, “antigrieta”: no pensamos que las pymes sean buenas y las grandes no; o que las cooperativas si y no las pymes, pensamos que en una economía en desarrollo hay que utilizar todas las capacidades productivas existentes, fomentarlas, favorecerlas, y que el eje central en todo caso tiene que ver justamente con la generación de empleo, que requiere políticas específicas. Está claro que en una era de avance de la tecnología -bienvenida sea- hay que tener una mirada sobre el empleo, básicamente una mirada donde el Estado y el mercado se complementan. Tenemos en ese sentido un rechazo “a la Polanyi” a la sociedad de mercado. ¿Qué es una sociedad de mercado? Aquella en la que el mercado termina regulando la totalidad de las relaciones sociales, que está por encima de la naturaleza, del trabajo, de todos los elementos de la producción. Lo que buscamos es una relación armónica entre el mercado y el Estado, donde el Estado fija reglas de juego, complementa y donde se le da espacio a las diferentes formas de organización social, esto es las empresas grandes, medianas, pequeñas y las cooperativas. Son diferentes elementos de organización social que contribuyen a mejorar la capacidad productiva y a desarrollar trabajo.

Vemos al sector cooperativo como un actor productivo, en el sentido de reproducción ampliada, que es sujeto de políticas públicas de acompañamiento productivo e industrial”

– Dentro de esa idea, en la realidad de las cooperativas argentinas que describiste, se viene arrastrando una serie de problemas estructurales, en su conformación y en su precariedad jurídica, que dificulta el acceso al crédito y que las pone en desigualdad frente al resto de las empresas que se desarrollan en el mercado. El Estado ¿tendría que diferenciar las herramientas para dirigir políticas específicas hacia el sector?

– MK: Creo que esa precariedad jurídica que a veces aparece tiene que ver con deficiencias del sistema jurídico argentino, que no ha logrado todavía adaptarse a algunos aspectos del funcionamiento de las cooperativas, de las empresas recuperadas. Tenemos una Ley de Cooperativas un poco antigua que hay que modernizar y estamos trabajando ese tema para tener un sistema legal mucho más adaptado a las realidades vigentes, pero la verdad es que las cooperativas en muchos casos son actores que están plenamente integrados a la línea de desarrollo del país, que tienen acceso a financiamiento, que son grandes tomadores de crédito, en algunos casos exportadores. En todo caso las deficiencias tienen que ver con las insuficiencias de la política pública que tenemos que resolver con el trabajo legislativo, con el trabajo que estamos haciendo desde el INAES y las diferentes instancias de la política pública. Nuestra visión es que no debería haber ningún tipo de restricción o de aspecto legal que limite esa potencialidad y esa capacidad del mundo cooperativo para estar más presente. Estamos trabajando en eso, estamos trabajando las cooperativas dentro del Registro Pyme, que significa en muchos aspectos equiparar buena parte de las herramientas que existen en la política pyme al mundo de las cooperativas, a la que muchas ya acceden pero falta legislación. El objetivo es trabajar desde la legislación y las herramientas que existen para que esas barreras se vayan reduciendo o eliminando.

“Tenemos una Ley de Cooperativas un poco antigua que hay que modernizar y estamos trabajando ese tema para tener un sistema legal mucho más adaptado a las realidades vigentes”

– José Abelli: Si en el mundo de la economía privada existen categorías de empresas ¿no te parece que tendríamos que tener categorías de empresas también dentro de las cooperativas? Porque, obviamente, la asimetría entre el Credicoop, que es un banco, o ACA, y Los Chanchitos hace difícil tener una sola política para el sector.

– MK: Totalmente, coincido plenamente con la preocupación y es parte del proyecto. Yo recuerdo un profe que tuve en la facultad, vinculado al tema Pyme, Francisco Gatto, decía que las pymes, en ese sentido, son como un zoológico, si le das de comer lo mismo a todos los animales, es probable que la mitad se muera. Entonces tenés que buscar que tipo de herramientas se da para cada circunstancia. Ese es un tema central, lo hemos venido trabajando con el INAES, es un tema que conversé mucho con Mario Cafiero, que lamentablemente falleció hace pocos días, es una noticia triste. Pero uno de los temas centrales que hablábamos era la necesidad de tener un buen registro. Las cooperativas necesitan una institución que actualice los registros, que tenga un sistema estadístico mucho más adaptado, creciente, actualizado, y en eso estamos trabajando. Poder segmentar, terminar de llevar las cooperativas al mundo de la formalidad, darles herramientas de apoyo, asistencia técnica para desarrollar proyectos. Y en el otro extremo hay cooperativas que son exportadoras y las necesidades son otras, ver qué nuevos productos pueden exportar, qué mercados se pueden ganar, cómo integrar mejor la estructura productiva a circuitos de exportación, cómo diversifican la producción y la exportación. Así que en ese sentido la pregunta es más que pertinente. El desafío es primero, en relación a los registros, y segundo el desarrollo de las políticas.

– El tema de los registros es fundamental porque es muy difícil planificar una política pública sin saber qué hacen, qué producen, con qué cadena se vinculan las cooperativas. Hasta ahora el INAES tiene una deficiencia en cuanto a eso, histórica, porque siempre ha sido un organismo que ni siquiera tuvo un área estadística, fue un organismo de control administrativo de las cooperativas. El pasaje del INAES del Ministerio de Desarrollo Social al Ministerio de Desarrollo Productivo se encuentra con esta dificultad, de un organismo pensado para otro tipo de función que lo que estás proponiendo. ¿Cómo pensás en la adaptación de un organismo de estas características para acoplarse a estas líneas que proponés?

– MK: En primer lugar, me parece importante aclarar que en el mundo cooperativo fue bien recibida la noticia de formar parte del Ministerio de Desarrollo Productivo. Es un sector que históricamente se ha visto a sí mismo como un engranaje del sistema productivo y esto en algún sentido es un reconocimiento de ese papel importantísimo que efectivamente cumple el mundo cooperativo dentro de la producción en la Argentina, en diferentes cadenas. Yo recuerdo desde las cadenas agrarias y agroindustriales hasta sectores de la manufactura y de los servicios. Un esquema de diversidad similar al que se ve en el mundo de las micro, pequeñas y medianas empresas. Creo que el trabajo que hemos hecho en estos primeros meses con Mario significó, primero, tener al sector más presente en la agenda. Hay muchas políticas que se implementaban sin tener en cuenta a las cooperativas. Esto no era una cuestión maliciosa o de expulsión conceptual sino que estaba como en otro mundo en las políticas públicas. Entonces la primera cuestión fue ofrecer algunas herramientas financieras en el contexto de la crisis, incluso trabajando con el Ministerio de Trabajo en algunas líneas especiales, generamos una serie de paquetes de apoyo y empezamos a vincularlos más con el Registro Pyme, con las diferentes herramientas que tiene la Secretaría de Industria. Ese es un primer impacto fundamental. El segundo es ya asimilarlos plenamente, hacer una transición a algo mucho más activo, que el INAES sea un organismo que empiece a bajar al mundo cooperativo herramientas cada vez más sofisticadas de apoyo al desarrollo productivo. Una cosa que yo he conversado mucho con el INAES es que en ocasiones por inercia se transforma en una suerte de sindicalismo del mundo cooperativo. Yo digo que el INAES tiene que ser el organismo que lleve las políticas públicas, las políticas del Estado a las cooperativas. Eso cambia el rol, ya no es más un rol de lobby (bien entendido), de mensaje político de las cooperativas sino al revés, es un organismo que tiene bien asimilada la problemática de las cooperativas y puede llevar a ese mundo todas las herramientas que hay en el Estado nacional, en particular las herramientas productivas, que tienen que ver con lo financiero, con la asistencia técnica para las exportaciones, la agenda de una mejora de la productividad del sector, la vinculación entre distintos sectores, la mejora en cuanto a puestos de trabajo… toda una serie de cuestiones que hacen a la política productiva. Vuelvo a decir: nuestra visión es que las cooperativas son un actor económico altamente relevante, no es ni política social ni es una forma económica anómala. Quiero ser claro, en el sistema productivo existen empresas grandes, empresas pyme y existen cooperativas. Todos tienen un rol y las cooperativas tienen un papel central en muchas cadenas productivas en el país. Ese me parece que es el mensaje y hemos dado pasos muy importantes en esta primera etapa y vendrán los siguientes más adelante, seguramente, que es la asimilación plena de la mirada de desarrollo productivo, que el INAES empiece a generar un paquete mucho más integrado y diversificado de políticas de apoyo al sector cooperativo.

– José planteaba la necesidad de segmentar a las cooperativas según el tamaño, y me gustaría consultarte por la integración vertical de las cooperativas. Decías que en algunas cadenas tienen un rol muy importante ¿en cuáles te parece que se podría pensar? ¿qué industrias se verían beneficiadas por una mayor dinámica de las cooperativas?

– MK: Es una buena pregunta, creo que habría que pensar en cómo segmentar las cooperativas, a lo mejor un corte es por tamaño, o hay que verlo más por sector y tipo de integración, creo que hay que hacer varios recortes para ver cómo se llega. Está claro que en el caso de las empresas recuperadas hay una especificidad porque hay problemas jurídicos que se arrastran y que hay que terminar de resolver, ustedes lo conocen muy bien. Pero ahí claramente son varios los problemas, la agenda es productiva pero también tiene que ver con su normalización jurídica y la obtención de pleno derecho de diferentes aspectos que tienen que ver con el acceso a financiamiento y otros instrumentos públicos y privados. Pero me parece que una tiene que ver con las cooperativas agrarias o agroindustriales: hay todo un rol relevante en el territorio, mucho para avanzar con un agro mucho más diversificado y las herramientas para llevar políticas públicas por esa vía. Después creo que está la agenda de las empresas recuperadas en diferentes sectores, sabemos que la diversificación en estos casos viene del origen, en muchos casos viene de una empresa que fue abandonada por sus dueños o que entró en crisis y no había ninguna solución para salvarla y la cooperativa fue la respuesta para preservar los puestos de trabajo y ahí también hay una heterogeneidad enorme. Reconozco que hay algunas que han ido sobreviviendo como pudieron pero hay otras que están muy bien, que han progresado, se han mudado, han hecho inversiones. Ahí hay una diversificación, una riqueza muy interesante para analizar. Sin duda este es un tema que es parte de la agenda, una agenda que es conceptual, analítica y de políticas públicas: cómo segmentar de manera más eficaz para llegar por otros medios, creo que hay que tomarla como una forma alternativa. Yo insisto, creo que hay que ser bien pragmáticos, necesitamos de todas las formas empresariales para salir adelante, sobre todo para crear empleo y empleo de calidad.

“Cuando hablamos de este sector hablamos de producir y de distribuir mejor la riqueza, el ingreso. Hay que tener en cuenta que desarrollo productivo muchas veces significa concentración”.

– JA: Respecto de este tema de la segmentación, cuando hablamos de las cooperativas agrícolas hablamos de las de la Pampa Húmeda, pero existe un vasto mundo de las cooperativas agrícolas de las economías regionales. Si hablamos del algodón, de las cucurbitáceas, se podría alargar esa cadena de la producción primaria, es un sector que está invisibilizado ¿vos tenés una opinión con respecto a esto?

– MK: Sí, coincido con vos. Hay que visibilizarlo porque es un sector que por un lado necesita apoyo para crecer y para darle dinamismo a regiones en el desarrollo relativo de la Argentina y además porque hay oportunidades enormes. Cuando uno habla de las exportaciones y la demanda internacional, en Asia hay una demanda enorme de frutas, de cerezas, etc., estamos hace años discutiendo la reconversión productiva del sector de peras y manzanas de Río Negro en particular, que es un sector que permanentemente requiere subsidio por diferentes motivos, siempre en emergencia. El Estado argentino pone mucha plata en emergencia, que se podría invertir mucho mejor en una reconversión productiva, tomando como eje a las cooperativas del sector, generar un cambio tecnológico que mejore la productividad, que haga que ese sector no requiera más asistencia de emergencia sino una asistencia activa para mejorar la capacidad de esa cadena y entrar en nuevos mercados. Hoy, insisto, el mundo de los agroalimentos tiene una demanda muy grande en Asia y estoy convencido de que con una buena organización de pymes y cooperativas hay una oportunidad enorme de crecer, exportar más y distribuir mejor. Porque en definitiva, cuando hablamos de este sector hablamos de producir y de manera directa distribuir mejor la riqueza, el ingreso. Hay que tener en cuenta que desarrollo productivo, en términos generales, muchas veces significa concentración. Hay sectores en que la concentración es inevitable, que requieren una demanda de capital y de inversión que hace que no puedan coexistir demasiados jugadores en un mercado relativamente pequeño o mediano como es el argentino. Otras no, en otros sectores la concentración es evitable, en esos casos la cooperativización es una forma implícita de generar economía de escala por la vía asociativa y una mejora distributiva. Hace poco, escuchaba sobre las inversiones destinadas a la industria porcina, se decía que las inversiones muy grandes concentran. No necesariamente, si nosotros logramos desarrollar una escala óptima, que es relativamente grande, con una propiedad basada en cooperativas, logramos simultáneamente dos cosas: eficiencia en la producción y al mismo tiempo una propiedad mucho más atomizada a través de cooperativas y con eso distribuimos mejor el ingreso.

– JA: En el centro del país hay cientos de pymes y de cooperativas industriales que nunca, jamás, van a llegar a ser proveedores de la industria automotriz si los ponemos a competir. Pero en una alianza con el sector pyme, el que tiene el centro de mecanizado que trabaja para la agroindustria, pyme o cooperativa, puede escalar para transformarse en proveedor con todas las normas que implica la industria automotriz. Significaría transformar cooperativas y pymes en proveedores industriales.

– MK: El INAES tiene que ser el organismo que elabore los planes para integrar a las cooperativas en diferentes esquemas de planes productivos. En algunos casos es natural, en algunas cadenas agroindustriales hay mucho tiempo de funcionamiento y es simplemente organizar lo que ya está organizado. En otros, si queremos hablar de economías regionales en las que las cooperativas están invisibilizadas o si queremos hablar de cooperativas industriales que pueden hacer aportes dentro de programas de desarrollo de proveedores, sustitución de importaciones, de nuevas exportaciones, se requiere un esfuerzo adicional que el INAES no ha realizado históricamente. Esto requiere justamente que el INAES esté integrado con los diferentes programas de desarrollo productivo, desarrollo de proveedores en la industria, en las manufacturas, en diversificar exportaciones, en acceso al financiamiento, en los programas de calidad, de asistencia técnica para mejora de la productividad. Hay una agenda muy rica e insisto, me parece que en ese sentido cambia el rol histórico del NAES, porque ya no es simplemente visibilizar un sector altamente relevante en la vida económica del país sino de como potenciarlo con las herramientas que ya existen y las que se puedan crear, lo que ya implica acompañar y acomodar la legislación, ajustar los marcos jurídicos de las políticas de desarrollo productivo. Por eso creo que este es un desafío enorme, interesantísimo, que ya lo hemos empezado con la conducción de Mario y que vamos a continuar con el que le toque sucederlo en ese cargo, con todo el directorio.

“Por inercia, el INAES se transforma en ocasiones en una suerte de sindicalismo del mundo cooperativo. Yo digo que tiene que ser al revés, el organismo que lleve las políticas del Estado a las cooperativas”

En el Foro de Ferro propusiste una serie de medidas, algunas tenían que ver con el acceso al crédito, la capacitación y la incorporación de la tecnología. Ahora ¿alcanza con el INAES para eso o el Instituto debería complementarse con el INTI, el CONICET y las Universidades? ¿Cómo lo imaginas para darle esa potencia que hasta ahora no tiene el sector?

– MK: Las políticas de asistencia financiera y técnica no se agotan en el INAES y esto ha quedado demostrado en estos meses. Hay instrumentos que la Sepyme ha implementado que han sido utilizados por las cooperativas; la Secretaría de Energía tiene herramientas que son de mucha utilidad para las cooperativas de servicios públicos, que tienen un papel importantísimo, y así sector por sector. Entonces la idea es que el INAES sea un organismo que tenga esa capacidad de incorporación, entre los instrumentos propios, la tarea de registro, la vinculación con el mundo cooperativo y de articulación de sus políticas con los otros instrumentos que hay en el resto de los organismos públicos: en el Ministerio de Desarrollo Productivo, en el INTI y otros sectores también, porque está claro que también tenemos otras herramientas en el Conicet, la Agencia, en el INTA, en otros sectores. Me parece que la función del INAES se va volviendo cada vez más activa en materia de bajada de instrumentos y de articulación, coordinación y de amoldar los desafíos del mundo cooperativo a los desafíos en política productiva que tiene el país.

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